Automatización en Massilly
Lo más natural del mundoLa planta matriz del fabricante francés de envases metálicos Massilly en Cluny apuesta por el máximo grado de automatización en la producción. Hasta ahora, el último paso del proceso, el transporte de los palets al almacén, se llevaba a cabo manualmente. De esta tarea se encargan ahora también, con gran éxito, vehículos de manutención automatizados. Representantes de empresas están viajando ahora a Cluny para convencerse de las ventajas de los equipos Linde Robotics.
Latas de conserva vacías en una montaña rusa. Resplandecientes piezas de chapa plateadas se desplazan por la espaciosa nave de la fábrica mediante cintas transportadoras que parecen no tener fin. En el medio, máquinas totalmente automatizadas trabajan en los detalles: estampando, punzonando tapas, moldeando finas planchas de chapa y soldando. Hay un ruido constante de golpeteos, silbidos, mazazos y zumbidos hasta que los productos finales se colocan en los palets.
Una lata parece algo muy sencillo, pero se trata de un objeto cotidiano de gran complejidad técnica
Christophe Marteau es un experto en su materia: una lata debe tener dimensiones precisas, soportar la esterilización y satisfacer importantes requisitos de capacidad de carga mecánica. Para obtener un producto impecable, Massilly emplea a especialistas en diversas disciplinas tecnológicas, desde ingenieros a químicos.
Desde hace años, la empresa apuesta decididamente por la automatización. «No disponemos de posibilidades ilimitadas para diferenciarnos de la competencia de los países emergentes». Una de las opciones es la calidad. Otra opción es un proceso de producción lo más racionalizado e integrado posible. «Puede que la automatización no cree nuevos puestos de trabajo», admite, «pero asegura los ya existentes». Marteau, situado a unos pasos de una estación de envasado, cree que una fábrica que no invierta en innovaciones está condenada a desaparecer tarde o temprano.
Una máquina paletizadora toma cajas con productos acabados y las carga en los palets. Junto a ella, un apilador automatizado espera a entrar en acción. Además del equipamiento de serie habitual, este equipo incorpora un láser de navegación, sensores de seguridad, una unidad de procesamiento, una pantalla táctil y un Blue Spot. Tan pronto como el brazo del robot ha completado un palet, el L-MATIC de Linde despeja de forma automática la salida de la máquina de paletizado, toma el palet y lo sitúa a varios metros de distancia, sobre una máquina de envolver automática. Después se ejecuta un proceso similar: el L-MATIC recupera el palet de la máquina de envolver y lo traslada a la entrada del almacén de estanterías altas. Solo aquí vuelve a producirse una intervención humana: los conductores de carretilla toman los palets y los almacenan.
«Los equipos nos proporcionan una flexibilidad absoluta»
La fábrica principal de Massilly yace en el corazón de Mâconnais, un paisaje fértil y accidentado rodeado por bosques y viñedos. En la década de 1950, surgió el modelo de negocio basado en producir latas y tapas a partir de hojalata reciclada. En la actualidad, Massilly opera 20 fábricas en 18 países y da trabajo a aproximadamente 1.300 empleados en todo el mundo. En Francia, la empresa es líder del mercado en el sector de la producción de tapas de chapa, e internacionalmente ocupa el tercer puesto. Thomas Bindschedler, perteneciente a la cuarta generación, dirige actualmente la empresa familiar. Massilly es un «campeón oculto» en el más estricto sentido de la palabra. Desde el líder del mercado de la pasta italiana hasta los especialistas en pinturas industriales, numerosos fabricantes de artículos de marca encargan sus envases a la empresa francesa.
«¿No se podría simplemente haber salvado la distancia entre la estación de envasado y el almacén de mercancías mediante una cinta transportadora?». Marteau sacude la cabeza: «Habría sido posible, ¡pero entonces se habrían bloqueado trayectos importantes! Los equipos de Linde Robotics nos proporcionan una flexibilidad absoluta. Los trayectos se pueden adaptar en cualquier momento». Gracias a la geonavegación, los apiladores de conducción autónoma pueden orientarse por sí solos en el espacio. Pueden prescindir de reflectores láser, rieles, imanes y otros medios auxiliares, y
utilizan en su lugar elementos como paredes, estantes o pilares a modo de puntos de referencia para orientarse.
El vehículo conoce la disposición de la fábrica y reacciona a tiempo real, por ejemplo, cuando un empleado cruza su trayectoria
Además, los empleados del almacén reciben periódicamente formación sobre el manejo correcto de los equipos robotizados, y fueron informados oportunamente sobre la introducción de los vehículos para «incorporarlos a la causa», explica Marteau. Entretanto, los procesos automatizados ya se han convertido en algo cotidiano en Massilly.
También para los dos empleados situados en el otro extremo de la nave de la fábrica en una segunda estación de carga, un área que recuerda a un callejón de boxes con placas de aparcamiento. Un apilador Linde L-MATIC de última generación se pone en movimiento con las luces destellando, toma una curva, gira sobre su propio eje y carga sobre sus horquillas un palet con coloridos galleteros. Los dos empleados del almacén observan atentamente el proceso. «Acabamos de hacer una corrección en la máquina estiradora de película. Los operarios están comprobando ahora si todo vuelve a funcionar correctamente», explica Marteau. Los primeros dos apiladores automatizados entraron en funcionamiento en 2012. En la primavera de 2016 se completó la flota con dos nuevos equipos L-MATIC.
En una primera fase, se trataba de aumentar la productividad ante el fuerte crecimiento del volumen de pedidos. En 2011, Massilly produjo 1.500 millones de tapas de chapa, y tres años más tarde la cifra se aproximaba ya a los 2.000 millones. Marteau identificó el potencial innovador de los equipos automatizados y estaba decidido a explotarlo:
Fue una inversión de futuro
«También en lo que atañe a nuestra mentalidad. El hecho de que hoy en día utilicemos el doble de equipos de conducción autónoma refrenda nuestra convicción de haber tomado la decisión correcta», sentencia Marteau.
Los apiladores robotizados no se equivocan
En la actualidad, los procesos son más fluidos y el número de accidentes se ha reducido sustancialmente. «Y es que los equipos Linde robotics circulan siempre igual, simplemente son fiables», subraya Marteau. «Los equipos conducidos por personas exigen constantemente plena concentración al arrancar, al maniobrar o al estimar la velocidad, y si se cae un palet es preciso desembalar todas las cajas e inspeccionar de nuevo una a una todas las tapas. Esto consume un tiempo valioso. En cambio, el robot nunca falla en sus cálculos». Personas interesadas de todo el mundo acuden a Massilly en Cluny para observar la solución y preguntar a Marteau por sus experiencias. No en vano, los equipos robotizados asumen numerosas tareas estándar que pueden extrapolarse a otros sectores.
«Nuestro almacén se presta del mismo modo a los vehículos de manutención automatizados», señala Marteau. Actualmente se está probando su implementación. Las carretillas ronbotizadas para pasillo estrecho K-MATIC, presentadas por Linde a finales de año, podría ser la solución ideal en este sentido.