Nuevo cambio de paradigma en la logística. ¿Sabemos lo que queremos?
30 oct 2019
Cada día se lanzan nuevos productos revolucionarios basados en el Internet of Things (IoT), el Blockchain, la automatización o la inteligencia artificial aplicados a la logística. Vivimos ya inmersos en la industria 4.0: leemos en prensa innumerables artículos técnicos sobre ellos, los utilizamos para describir nuestro sector y los nuevos productos que ofrecemos, pero ¿de verdad nuestros clientes saben lo que es cada una de estas tecnologías y lo que implican para su modelo de negocio?
Desde hace unos años, el mundo de la logística se ha visto inmerso en un gran cambio de paradigma liderado por las principales empresas de diferentes sectores como la automoción, el metal, la siderurgia o la distribución. La Industria 4.0 ha obligado a los negocios a cambiar la forma en la que operan y se relacionan con sus clientes y proveedores. Esto ha provocado un cambio especialmente significativo para la logística, convirtiéndose en un factor clave, diferencial y determinante para conseguir el éxito deseado.
La industria 4.0 implica una revolución que combina nuevas tecnologías – como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial, el Internet of Things (IoT) o el Blockchain – aplicables a la producción y las operaciones logísticas con técnicas de producción avanzadas y gestión de la cadena de suministros. Las empresas deben ser capaces de identificar las tecnologías que mejor satisfagan sus necesidades y más se adapten a sus modelos de negocio con el fin de realizar inversiones acordes a ellas. Y es que, todas aquellas que fallen en comprender la importancia y el beneficio de estas tecnologías para su negocio correrán el riesgo de reducir su cuota de mercado y verse amenazadas por nuevas compañías nacidas en plena industria 4.0 y cuya concepción va estrechamente ligada a estas tecnologías.
Esta nueva situación está provocando inquietud, incertidumbre y una cierta intranquilidad a una gran mayoría de empresas que, siendo conscientes del potencial de mejora de su cadena interna de suministros, se cuestionan el Qué, el Cómo y el Cuánto.
- ¿Qué debo hacer? (Incremento de eficiencia, reducción de costes, mejorar el grado de satisfacción del servicio).
- ¿Cómo debo hacerlo? (Formación, capacitación, tecnología, rediseño de procesos, etapas).
- ¿Cuánto me va a costar? (Inversión, fases, retorno).
La clave del éxito reside en la asesoría personalizada.
El foco de atención se centra menos en los productos y más en los procesos, y en combinar soluciones para formar una cadena de proceso integrada. La clave para la adaptación de las empresas y sus procesos logísticos a las nuevas tecnologías reside en la asesoría personalizada. Así pues, un servicio de consultoría debe ser capaz, por un lado, de identificar y eliminar, o sustituir, las actividades que no añaden valor y, por otro lado, potenciar todos los procesos y actividades que identifican a la empresa frente al resto de competidores.
Muchas compañías, entre ellas Linde Material Handling Ibérica, ofrecen a sus clientes un completo servicio de consultoría individualizado. No obstante, antes de solicitar un servicio de este tipo es necesario conocer los retos que se desean afrontar a fin de maximizar los resultados y poder validar consecuentemente las propuestas que se generarán una vez finalizado el proceso.
Los cuatro puntos principales que debe atender un servicio de consultoría profesional:
- Identificar la generación de valor de la empresa: antes de realizar un análisis pormenorizado de las actividades de la compañía, es esencial conocer cuál es su core business, cuáles son sus competencias, capacidades, el nivel de satisfacción interna y externa, el posicionamiento actual y futuro de la empresa y el grado de integración de sus proveedores; sin olvidar, por supuesto, demás factores y características que permitan identificar el ADN del cliente.
- Detección de oportunidades de mejora y optimización de procesos: Tras el análisis, se resaltan los diferentes puntos de mejora en cada uno de los flujos de trabajo registrados, tiempos, índices de error, incidencia de daños y métricas clave (almacenaje, transporte, picking, etc). En base a estos datos, se sebe realizar una evaluación del potencial de cada uno de los procesos, así como la distribución de las cargas de trabajo.
- Definición de un plan individualizado: Una vez identificados y analizados los diferentes procesos y puntos de mejora, se debe definir un plan totalmente personalizado en base a todos los datos registrados durante las fases previas. Este plan mostrará las posibles soluciones basadas en el equipo, la organización, el control, la gestión y el proceso, nivel de automatización y calendarización de la implantación. En esta fase cabe destacar que no se debe ofrecer una única solución: el objetivo del servicio de consultoría es el de aportar diferentes variables de proyecto con puntos en común entre ellos. Cada una de estas variables deberá ir acompañada por su correspondiente análisis de costes, cálculo del retorno de inversión, potencial de ahorro, grados de desarrollo y complejidad de implantación.
- Implantación y seguimiento: Todo cambio es complejo y debe gestionarse eficazmente. La figura del Project Manager es fundamental para obtener los resultados esperados en tiempo y forma. La comunicación fluida y constante con todos los actores implicados, la formación y el aprendizaje antes, durante y después de la implantación son esenciales. Identificar potenciales de riesgo valorando el impacto y prever alternativas, respetar los plazos definidos y consensuar el alcance, forman parte de la metodología de una implantación exitosa.
En conclusión, el objetivo final de un servicio de consultoría es el de ofrecer soluciones que puedan crecer con el modelo de negocio del cliente de forma sostenible – tanto en términos de tiempo como de inversión. Es importante recordar que no hay una única fórmula exitosa, sino múltiples variables que irán siempre acorde con los objetivos y valores de cada compañía.
En un momento clave como el que la industria está viviendo actualmente – tanto en términos económicos como tecnológicos – es fundamental dejar de lado incertidumbres y avanzar hacia este nuevo horizonte donde el éxito o el fracaso está cada vez más condicionado a la eficiencia de la cadena de suministros.
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